Sus errores
A un delantero, a un
mediapunta o a un extremo se le permite fallar de forma continuada. Ahora si el
portero hace una mala salida o un mal blocaje se forma un runrún en el campo,
en el banquillo y en la grada. El portero es el último jugador del equipo y sus
fallos suelen costar goles. En esos momentos posteriores, mientras todo el mundo centra la mirada en su “cantada” el
portero se gira hacia la portería y recoge el balón de entre las redes. Esta es
la viva imagen de un jugador solitario. Y es que el portero vive en permanente
soledad. De ahí que sea tan importante trabajar el aspecto psicológico con
ellos. Por obligación tienen que ser tipos especialmente fuertes y preparados
para el fallo. De lo contrario, si un portero se viene abajo aparece la ley de
Murphy y todo va a peor.
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